jueves, 20 de agosto de 2009

MORIN, MATURANA, LUHMAN, NICOLESCU-SECCION B

TEORIAS DEL PSICOANALISIS-SECCION B

LUHMAN, MATURANA, MORIN POEMA-SECCION A



Luhmann, Nickas; Maturana, Humberto; Morin Edgar: Aportes Filosóficos (Guión)

Manuel Botello
Evelin Fernández
Ynés Hernández
Roder Montoya
Mildred Torres
Ana Scott

Sección A


Luhmann, Nickas:

La teoría de sistemas construida por Nicolas Luhmann parte de asumir la complejidad siempre creciente de las sociedades contemporáneas como una realidad insoslayable que pone contra la pared a las clásicas concepciones de la sociedad.
Hace hincapié en la necesidad de exponer críticamente la racionalidad teleológica, recolocándola en la teoría de sistemas.
La teoría de la acción históricamente considerada ontológicamente como causa y efecto, es reinterpretada en base sistémica.
Desarrolla críticamente la relación entre fines y medios partiendo de los nuevos enfoques de la Teoría Social, de la teoría de la decisión, la teoría de las organizaciones y de la cibernética.
De lo anterior, aflora una dimensión enteramente nueva de la complejidad porque transforma el concepto de lo racional de una simple racionalidad de acción, teleológicamente orientada en una más compleja y comprensiva racionalidad sistémica.
Se constata la construcción de una teoría que tiene como propósito remontar la racionalidad de la acción, una vez ontológica, en racionalidad sistémica; la racionalidad lineal, vendría a ser posibilidad de razón no lineal, tan cierto como incierta, inherente al vivir en sociedad.
Conceptualiza sistema como una unidad de la diferencia entre él mismo y el entorno donde está contenido. Para Luhmann existen básicamente tres sistemas (vivos, psíquicos, sociales) que se diferencian por su propio tipo de operación y el modo en que reducen la complejidad.
Dentro del concepto de sistema expone todo lo social, la sociedad mundial, desde el sistema más simple (interacción) al más complejo (social), pero no reductibles entre si, une, de esta manera en un solo teórico, lo máximo y lo mínimo.
1984, edita el libro “Sistema Sociales” donde expone definición operativa de la complejidad.
Une la comunicación y acción exponiendo aquello como el elemento constitutivo de la sociedad, abriendo el camino para la autorreferencia; “entendiéndose por ésta un correlato de la presión de la complejidad universal. En ninguna parte del mundo su complejidad puede ser reproducida, re elaborada, controlada adecuadamente porque entonces aumentaría en la misma proporción. En su lugar se crea la autorreferencia que puede ser reespecificada para enfrentarse a la complejidad.
Los sistemas para Luhmann son cerrados sobre sí mismos, es decir, son autorreferentes y autopoieticos, en tanto son capaces de crear sus propias estructuras y componentes. Esta característica de los sistemas cuestionan la relación todo/parte para incluir una nueva diferenciación sistema/entorno.
Puso la complejidad de las ciencias duras en el seno de la ciencia socia. Admitiendo de manera concreta que solo la complejidad puede reducir la complejidad.
La complejidad modela el modelo de la teoría Luhmanniana (Teoría Social).
Ha desarrollado en profundidad una epistemología del observador, que se caracteriza por:
- Se requiere una teoría compleja para explicar lo complejo.
- Estamos inmersos en la subjetividad. Nada es objetivo.
- La realidad se construye.
- Existe la Observación de 2° Orden que es una red de observaciones del observador y sus observaciones, donde "un observador no puede ver, que no puede ver, lo que no ve" (punto ciego).
Para Luhmann, decir que la sociedad sin individuos no podría existir es una trivialidad, como tampoco podría existir sin oxigeno, sin sal, pero estos no son componentes de la sociedad, sino del entorno necesario para su desenvolvimiento.

Humberto Maturana

Cibernética de segundo orden o cibernética de la cibernética nace uno treinta años después de la cibernética de primer orden a principio de 1970. La cibernética de segundo orden estudia ya no solo el sistema o concepto cibernético sino también al cibernetista es decir al observador como parte del sistema.
Se efectúa una distinción entre la cibernética clásico o cibernética de primer orden y la cibernética de segundo orden, denominado también como teoría de la complejidad.
La cibernética de segundo orden ha sido desarrollada por autores como Von Foerter, Glasersfeld, Bateson, Prigogine, Maturana, Morin y Varela, entre otros, y, en la actualidad muchos de sus principios han quedado también plasmados en la teoría de los sistemas complejos o teoría de la complejidad.
La epistemología desarrollada por la cibernética del segundo orden se enraíza en la filosofía kantiana y considera que el mundo de la experiencia, ya se trata de la experiencia cotidiana o de la experiencia de laboratorio, constituye la piedra de toque para nuestras ideas. Conocimiento no implica una correspondencia con la realidad.
Diferentes conocimientos, significados, interpretaciones y experiencias pueden encajar una misma realidad tal como afirma Maturana “el observador se hace en la observación y cuando el ser humano que es el observador muere, el observador y la observación llega a su fin”.
Desde esta perspectiva cibernética, la construcción es el resultado de la autorregulación del sistema. Para que haya construcción del conocimiento debe haber también un proceso de reflexión.
La función de la cognición es adaptativa y sirve para organizar el mundo experiencial del sujeto y no para describir una verdad o realidad ontológica objetiva.
El conocimiento es pues como un mapa de senderos, de acciones y pensamientos que en el momento de la experiencia se han convertido en viables.
Describe los seres vivos como autopoieticos: se producen así mismo continuamente. Si se enfocan estos criterios al hombre, se nota que nos comportamos en redes de producción, no somos lineales, por lo cual, los cambios en los modelos mentales deben considerar toda la complejidad del individuo.
El trabajo de Maturana, puede ser caracterizado como un sistema explicativo ontológico unitario de la vida y de la experiencia humana. Es ontológico porque visualiza a la experiencia humana desde un punto de vista situado dentro de las condiciones de constitución de lo humano y no desde una posición externa, y es explicativo porque propone una mirada de la dinámica de relaciones que genera los fenómenos del conocimiento.
Da a entender que los seres humanos existimos en el lenguaje, más aun, todo lo hacemos como diferentes expresiones del mismo.
La mente es un fenómeno que pertenece a la dinámica relacional del organismo. La mente surge como un fenómeno relacional, surge en la relación entre organismos y el medio.

Edgar Morin:

Se sustenta en la transversalización de disciplinas, en redes de epistemología crítica y en una nueva forma de trabajo en equipo.
Toda esta última revolución científica ha sacudido a la humanidad entera, lo que ha generado gran incertidumbre. La complejidad es la incertidumbre en el seno de los sistemas ricamente organizados. El desafío de la globalidad es, por tanto el mismo tiempo el desafío de la complejidad.
Existe complejidad cuando no se pueden separar los componentes diferentes que constituyen un todo.
La complejidad nos induce a reducir lo complejo a lo simple, es decir, a separar lo que está unido, a descomponer y no a recomponer, a eliminar todo lo que aporta desorden o contradicciones a nuestro entendimiento.
El conocimiento pertinente es el que es capaz de situar toda información en su contexto y, se es posible, en el conjunto en el que ésta se inscribe. Significa que mucho más importante que acumular el saber es disponer simultáneamente de: una aptitud general para plantear y analizar problemas; principios organizadores que permitan vincular los saberes y darle sentido.
Una inteligencia incapaz de encarar el contexto y el complejo global se vuelve ciega, inconsciente e irresponsable.
Una educación para una cabeza bien puesta, que ponga fin a la desunión entre dos cultura, la volvería apta para responder a los formidables desafíos de la globalidad y de la complejidad de la vida cotidiana, social, política, nacional y mundial
Morin plantea que Habría que mostrar que el aprendizaje de la compresión y de la lucidez, no sólo no termina nunca sino que hay que volver a empezarlo sin cesar (regenerarlo).
Semejanzas

Manejan el término de complejidad, la concepción de sistemas, autopoiesis: racionalidad no lineal, la adaptabilidad (reajuste frente a cambios), flexibilidad (capacidad de auto organización y reajuste), Equifinalidad (Capacidad de mantener su finalidad o propósito estable a pesar de que a menudo sean objeto de presiones para que cambien. Cibernética (Estudio del mando, el control, las regulaciones y el gobierno de los sistemas complejos, con mecanismo que permiten al sistema reorientar o replantear sus metas, alcanzar o mantener su equilibrio dinámico).

REFERENCIAS

Morin, E. (2002). La Cabeza Bien Puesta. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
Luhmann N. (1997). Sociedad y Sistemas: la Ambición de la Teoría. Barcelona. España: Paidos.

sábado, 15 de agosto de 2009

Entre el empirismo y racionalismo Pirron, Hume y Kant- SECCION D

Creatividad-innovación-Producción






Entre el empirismo y racionalismo
Aportes filosóficos
De Elis, Hume y Kant

I.- PIERRON DE ELIS. EL ESCEPTICISMO

Para analizar la tesis fundamental del filosofo Pirrón de Elis se escogió un video de la película “Hannah y sus hermanas” (Orion 1986) del actor y cineasta Woody Allen, en la que el autor se pasa media película atacado por una crisis existencial “de locura”: que si no sé si Dios existe, que si mi vida carece de sentido, que si no tengo motivos para vivir o ser feliz…

Finalmente, aturdido ante tanta incertidumbre, Woody se encierra en un cine para tratar de “ordenar sus ideas” y se encuentra con la película “Sopa de ganso”, una de las comedias más absurdas e irreverentes (aparentemente muy poco útil para poner orden en el desconcierto), película que le retrotrae a los buenos recuerdos de su niñez, a su infancia feliz y desordenada, cuando nada era lo suficientemente importante como para suponer un problema grave, cuando las “grandes preguntas” no eran necesarias por absurdas y faltas de interés.

Entonces cae en la cuenta, descubre que es imposible dar una respuesta segura a todas esas preguntas y toma la opción del sabio escéptico Pirrón de Elis: la “epokhé” o abstención de todo juicio, ya que nada se puede saber con exactitud ni certeza, y por lo tanto es mejor no emitir juicios. Pero el escepticismo helenístico no es un quietismo (a la manera del hinduismo o del budismo) y la duda funciona a la hora de hacer juicios, no de realizar acciones, pues podemos optar por lo más probable, aceptando las normas éticas de nuestra sociedad como forma de encauzar nuestra acción: ¿acaso no te interesa esta experiencia que llamamos vida?. Y la conclusión del “sabio” Woody no puede ser más brillante: “Tal vez Dios existe, o tal vez no, pero ¡qué más da, si tenemos a los Hermanos Marx!”




2.- DAVID HUME: EL EMPIRISMO

El pensamiento de David Hume, el pensador escocés del siglo XVIII, se define como empirista porque confía del conocimiento a la experiencia. Con esta hipótesis, divide los contenidos de nuestra mente en impresiones e ideas, siendo esta última meras copias de las primeras; es decir, representaciones o “recuerdos” de estas. Para ilustrar las teorías de Hume se presenta un documental educativo de TV Globo de Brasil del programa televisivo Ser ou Nao Ser?

Como complemento se agrega la reciente película Memento (Columbia 2000) de Christopher Nolan, en la cual se plantea un interesante análisis del concepto de memoria. La escena final de esta película sirve para ejemplificar el pensamiento de David Hume. Para este autor, todo nuestro conocimiento procede de la experiencia, bien sea por impresión directa a través de los sentidos (tanto externos, generadores de sensaciones, como internos, generadores de pasiones, emociones y sentimientos), bien sea por reflexión a través de las ideas, que no son otra cosa que “recuerdos actuales de impresiones del pasado” (sean simples o complejas, resultado de la asociación de ideas simples).
Hume concluye que para que una idea sea tenida por conocimiento verdadero ha de ser derivada de una impresión previa. Pero: ¿como podemos generar una idea si nos es imposible retenerla en la memoria? Esto le pasa a Leonard, en la película Memento , que nunca sabe que esta haciendo, porque no ha podido generar el recuerdo que le permita conocer el mundo. Y aun así, el insiste en que el mundo esta ahí, que el mundo no desaparece al cerrar los ojos (cuando dejamos de tener impresiones) porque puedo recordarlo (en el sentido de que, aunque no pueda sentirlo, puedo pensarlo, puedo tener conocimiento de su existencia a través de las ideas que me he formado de él). Pero en un vuelta de esquina magistral, Leonard se justifica diciendo que “tengo que creer que el mundo sigue ahí”, “tengo que creer que mis actos tienen sentido” (aunque no los recuerde), y esta es la clave.
Para Hume todo está en este concepto de creencia: es la costumbre, el habito, la que nos permite proyectar el pasado hacia el futuro y creer que el mundo permanecerá igual a como era en el pasado, lo que nos permite continuar adelante con nuestra vida conscientes de que “el mundo sigue ahí”, si bien este conocimiento es tan solo una creencia, y no es un verdadero saber, un saber cierto.
Este es, además, el punto de partida utilizado por Hume para desmantelar la teoría metafísica cartesiana de las tres sustancias. Puesto que ninguna de ellas es una idea clara y evidente (puesto que no derivan de ninguna impresión), las tres no son más que fantasías creadas por la imaginación, meros nombres vacíos de contenido, sin significado alguno o que no remiten a ningún objeto real. Así el mundo, del que tenemos conciencia, en tanto que realidad permanente e inalterada que no cambia y permanece constante al margen de nosotros.
Pero esta conciencia del mundo no es verdadero conocimiento del mundo, puesto que del mundo sólo podemos tener conocimiento “viéndolo”, “oliéndolo”, “tocándolo”… y lo que vemos, olemos y tocamos son siempre impresiones momentáneas, concretas (y por lo tanto cambiantes), nunca permanentes: no existe un “Mundo” al margen de nuestras impresiones particulares de este o aquel objeto real, del que tenemos constancia de forma inmediata a través de nuestros sentidos. A Leonard solo le cabe “creer” que el mundo existe, porque si no cree, su propio mundo se vendría abajo, atacado como está por esa extraña enfermedad que le impide “tener ideas”.

Para David Hume, nada hay más lejos de la realidad, ya que nuestra única certeza proviene de las impresiones, y no de las ideas (con lo que le da la vuelta a la tortilla, haciendo de las ideas copias imprecisas de las cosas, y no al revés, como sostenían los idealistas: Platón, Agustín, Descartes, entre otros).

3.- INMANUEL KANT: EL CRITICISMO

El análisis de la teoría del conocimiento kantiana supone un evidente esfuerzo de abstracción, que aquí vamos a intentar resolver mediante tres post, cada uno de ellos dedicado a una de las tres partes de la Crítica de la Razón Pura. Comenzamos por la Estética trascendental. esta parte de la Crítica se centra en la facultad cognoscitiva que Inmanuel Kant denomina sensibilidad, que puede ser empírica (derivada de los datos de la experiencia) o bien pura (al margen de toda experiencia): si la primera introduce elementos como colores, sonidos, sabores… esto es, sensaciones (lo que Hume llamó, grosso modo, impresiones), la segunda se encarga de enmarcar estos datos empíricos en el espacio y el tiempo, que, como ya sabréis, son las “formas puras a priori de la sensibilidad”. Si las primeras se entienden como la “materia” que compone la sensibilidad, el espacio y el tiempo son “formas”, es decir, no son las propias impresiones sensibles (verde, agudo, salado…), sino la forma o el modo como percibimos todas las impresiones particulares. Para Kant, estas formas son “intuiciones puras a priori”.

Detallemos esto un poco: son “intuiciones” porque no son conceptos del entendimiento; son “puras” porque carecen de contenido empírico; y son “a priori” porque no proceden de la experiencia, sino que la preceden, como condiciones para que esta sea posible. Espacio y tiempo son como dos coordenadas “vacías” en las cuales se ordenan las impresiones sensibles. Finalmente, a la percepción de los datos de la sensibilidad en el espacio y el tiempo, Kant lo denomina “fenómeno”, que es el objeto de estudio de la facultad de la sensibilidad, y que faculta para el conocimiento matemático (tanto geométrico como aritmético), puesto que nos permite hacer juicios sintéticos a priori.

La disyunción excluyente o exclusiva, a la que Kant se refiere, es en lógica clásica una función de verdad que arroja un valor de verdad verdadero cuando sus dos componentes tienen diferente valor de verdad. Es decir, que si conocemos el valor de verdad de uno de los elementos entre los que estamos optando, podemos inferir el valor de verdad del otro.

En el pensamiento lógico se puede inferir valiosas informaciones totalmente “a priori” utilizando el razonamiento disyuntivo, como hace el hipotético concursante de la película 21 Black Jack (Robert Luckatic, 2008)

En dicha obra afirma Kant que los humanos obtenemos conocimiento, en primer lugar, a través de los sentidos, pero que los datos que llegan a la mente humana para ser procesados solo lo hacen si están situados espacio-temporalmente. Porque el espacio y el tiempo son las dos formas “a priori” de la sensibilidad humana: las llamadas intuiciones puras.

viernes, 14 de agosto de 2009

IDEALISMO-SECCION A

jueves, 6 de agosto de 2009

CONCEPCION ONTOLOGICA DEL VENEZOLANO-SECCION A



CONCIENCIA Y MUNDO DE VIDA-SECCION A

LA CONCIENCIA Y SU DERIVACIÓN EN EL MUNDO DE LA VIDA

La conciencia o consciencia, del latín conscientia (propiedad del espíritu de reconocerse como sujeto de sus atributos), es definida en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno. "Conscientĭa" significa literalmente "con conocimiento" (del Latín: cum scientĭa). En la especie homo sapiens, la conciencia implica varios procesos cognitivos interrelacionados.

Por lo tanto, consciencia se refiere generalmente al saber de sí mismo, al conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, estados o actos. Conciencia se aplica a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones.

La conciencia puede también ser definida como el estado cognitivo no-abstracto que permite la interactuación, interpretación y asociación con los estímulos externos denominados realidad. La conciencia requiere del uso de los sentidos como medio de conectividad entre los estímulos externos y sus asociaciones.

En tal sentido, el estado de conciencia es aquel en que se encuentran activas las funciones neurocognitivas superiores. El estado de conciencia determina la percepción y el conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo que nos rodea.

En efecto, el cerebro utiliza, para obtener un mejor resultado en la toma de decisiones del individuo y para asegurarle mejor su supervivencia, una serie de trucos, que estudiados en profundidad son los que se definen como falsas reconstrucciones de la realidad. Las alucinaciones, las sensaciones, los mitos, la religión, el miedo, mundos a caballo entre la invención y la realidad, encuentran su asiento entre las neuronas. Todas las facultades mentales del hombre tienen como base la actividad cerebral.

Los contenidos de la conciencia

Los contenidos de la conciencia son fenómenos que se presentan a la intuición. Estos fenómenos tienen una naturaleza diferente a los datos de los sentidos y al material organizado mediante formas de intuición a priori o categorías. Los contenidos de la conciencia se muestran por sí mismos. Fenómeno y conciencia son términos correlativos: toda conciencia es conciencia de algo y este algo es el fenómeno que se da en aquella conciencia. La correlación fenómeno-conciencia está por encima de todo dualismo sujeto-objeto, en tanto que realidades.

Finalmente, el hecho de que la espiritualidad pueda ser provocada por estimulación de determinadas estructuras cerebrales, viene a confirmar que la visión dualista es otra ilusión creada por el cerebro. En todos estos casos se puede decir que hemos estado engañados por el cerebro, que no tiene en cuenta otra cosa que asegurar la supervivencia del organismo y que es capaz de crear una historia plausible, aunque sea falsa, antes que no tener ninguna.

La duración real del tiempo que subyace a la vida se revela en la vida interior y se accede a él a través de la experiencia interna. Esta duración real del tiempo, que corresponde a los estados de la conciencia, es de esencia psicológica. No se puede reducir al tiempo homogéneo del que habla la ciencia. Los estados de conciencia no se sustituyen los unos a los otros, sino que se disuelven en una continuidad fluida. La conciencia, por tanto, es una «multiplicidad indistinta o cualitativa», es un impulso vital (élan vital) que forma parte de todo el proceso creador de la vida.

El filósofo de la conciencia

Edmund Husserl (1859- 1938), filósofo alemán de origen judío y fundador de la fenomenología.

Edmund Husserl representa la culminación de la tradición filosófica cartesiana, que interpreta la relación del sujeto con el mundo que le rodea como una relación de hombres que conocen los objetos pero también es la superación del cartesianismo, pues evitará la idea de Dios para trazar un puente entre la conciencia y lo objetivo y empleará como elemento mediador la idea de intersubjetividad.

· Su propósito es elaborar una investigación sobre los modos de conocimiento implícitos en todas las operaciones lógicas y cognoscitivas.

· Se interesa por la esencia de la conciencia y de los modos en que se proporcionan a la conciencia sus objetos reales o posibles.

· El interés de Husserl se centra en la intención, con el propósito de esclarecer de qué manera la conciencia tiende hacia determinados objetos y se concretan en vivencias intencionales.

Los contenidos de la conciencia

· Los contenidos de la conciencia son fenómenos que se presentan a la intuición.

· Estos fenómenos tienen una naturaleza diferente a los datos de los sentidos y al material organizado mediante formas de intuición a priori o categorías.

· Los contenidos de la conciencia se muestran por sí mismos.

· Fenómeno y conciencia son términos correlativos: toda conciencia es conciencia de algo y este algo es el fenómeno que se da en aquella conciencia.

· La correlación fenómeno-conciencia está por encima de todo dualismo sujeto-objeto, en tanto que realidades.

Características generales de la fenomenología

· Es un análisis de todo lo que se le presenta a la conciencia, mediante la reconciliación del objetivismo científico y el subjetivismo; del saber abstracto y de la vida concreta.

· Muestra que determinados actos, como la abstracción, el juicio y la inferencia, son actos de naturaleza intencional.

· Es una forma de ver con anterioridad a toda creencia y a todo juicio.

El Mundo de la Vida

Husserl distingue entre el mundo objeto de conocimiento de la ciencia y el mundo en que nosotros vivimos y que denomina mundo de la vida (Lebenswelt). Denuncia la situación a la que ha conducido una fetichización de los métodos y las técnicas científicas, así como los peligros que encierran los excesos de la tecnología.

El mundo de la vida tiene las siguientes características:

  1. Es un ámbito al que se le ha prestado poca atención a pesar de su riqueza y de constituir la base de toda experiencia particular.
  2. Comprende en sí el mundo construido por las ciencias, pero no a la inversa.
  3. Es «el terreno sobre el que descansa el mundo científicamente verdadero, pero al mismo tiempo lo engloba en su concreción universal».
  4. Nunca nos puede ser dado de una vez por todas, sino que se desarrolla históricamente. Y la historia es el despliegue temporal de la existencia de una comunidad de hombres.

El mundo de la vida como fundamento sensorial de las ciencias, según Husserl.

El mundo de la vida es el horizonte y contexto desde el cual se experimenta el mundo de los fenómenos, desde el cual la conciencia individual se dirige a las cosas mismas. El mundo de la vida es prerrequisito y contexto para la conciencia del mundo. Pero de la manera que el mundo de la vida se configura como un lenguaje, así mismo la comprensión del mundo fenoménico se produce desde una conciencia esencialmente comunicativa, la conciencia es un ser-con, preestructurada intersubjetivamente, esencial y realmente dependiente de la comunidad humana.

La condición de intersubjetividad permite entender el ejercicio de la razón humana mediante acciones comunicativas contextualizadas con pretensiones de validez, en el triple sentido de que en el diálogo uno espera que el enunciado del interlocutor sea verdadero, correcto y honesto, es decir, que sea confirmable en su contenido y por otros observadores, que se ajuste a las normas vigentes y que lo que dice sea lo que auténticamente piensa; son tres requisitos de la acción comunicativa no sólo para lograr consenso en conversaciones concretas, sino con una comunidad ideal de interlocutores posibles, cuya criticidad posibilite el camino a la verdad (la mirada crítica de interlocutores reales o posibles permitiría establecer reglas generales para el conocimiento objetivo: los métodos científicos no se oponen sino que complementan la comprensión).

En la vida común y corriente las personas enfrentan y dominan las situaciones que se les presentan mediante su acción concertada, la cual implica dos momentos inseparables: ponerse de acuerdo en la interpretación de la situación, que es el aspecto comunicativo, cuyo riesgo son los malentendidos; y el momento de la ejecución del plan de acción, que también puede fallar. Hay que acertar en el entendimiento común de la situación para poder acertar en la ejecución del plan y dominar la situación. Toda acción humana exitosa requiere del entendimiento, de la comprensión compartida de la situación; en este sentido toda acción verdaderamente humana es acción comunicativa, no obstante el trasfondo opaco y paradójico del saber prerreflexivo del mundo de la vida que le sirve de contexto.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Bergson y Freud. Filosofías de la conciencia (I). [Documento el Línea]. Disponible en: http://www.hiru.com/es/filosofia/filosofia_03500.html

Beuchot, Mauricio (1998): La retórica como pragmática y hermenéutica, Barcelona: Anthropos.

Gadamer, Hans-Georg (1981): La razón en la época de la ciencia, Barcelona: Alfa Argentina.

Gadamer, Hans-Georg (1992): Verdad y método II, Salamanca: Sígueme.

Grassi, Ernesto (1999): Vico y el humanismo ensayos sobre Vico, Heidegger la retórica, Barcelona: Anthropos.

Husserl. Filosofías de la conciencia (II). [Documento el Línea]. Disponible en: http://www.hiru.com/es/filosofia/filosofia_03600.html

Rubia. Francisco J. El cerebro nos engaña. [Documento el Línea]. Disponible en: http://www.archivodenessus.com/rese/0296/

domingo, 2 de agosto de 2009